Si hay hombres que por su conjunto, reunión de talento, creatividad, fuerza y distinción, por el andar en quimeras de alturas inalcanzables, por la ostentación de inteligencia con que la naturaleza le ha favorecido, por el cultivo disciplinado de ese don, por la habilidad del dominio absoluto en comunicar sus emociones, a partir del primer contacto con su público. Si hay un ser humano que tiene la capacidad de imponerse como un gigante en el más difícil de los escenarios, de haber cosechado los más altos galardones y reconocimientos a su trayectoria, manteniendo su espíritu de hombre sencillo, jamás mareado por los vapores del éxito, con toda sinceridad y autoridad, puedo decir que es hombre es Giorgio Fornasier.
Su voz privilegiado de tenor de timbre natural, cultivada con paciencia y adornada de sublimes expresiones por las noches de bohemia y el contacto con el más variado tipo de audiencia, en el mundo entero, su musicalidad innata como intérprete y creador de melodías indescriptibles, se proyecta como ráfagas en el inmenso espacio de su riqueza interior.
Tuve la fortuna de compartir momentos inolvidables en el escenario, desde la quimera de años para difundir la maravillosa herencia cultural de las antiguas reducciones jesuíticas del Paraguay, con énfasis en la obra de Domenico Zipoli, así como alcanzar las cumbres maravillosas de la Novena Sinfonía de Beethoven, los oscuros senderos del Requiem de Mozart y el palpitar de la expresión visceral con las canciones de amor de Giacomo Puccini.
A su enorme y gloriosa carrera, que ha pasado de uno a otro continente, de manera natural, como quien visita a un amigo del barrio, ha sumado su profundo compromiso social como emprendedor y promotor mundial de la Asociación PW de ondas repercusiones en el campo de la solidaridad internacional.
A este rosario de éxitos y consagración se suman el de la amistad y el valor de la palabra empeñada, la fidelidad a los principios más sublimes de la existencia humana, lamentablemente en vías de extinción en el planeta.
Para cerrar el círculo, su apasionada lucha por preservar los valores culturales de tradición musical del Veneto, primero como parte del célebre dúo Belumat y luego en forma solitaria, lo que ha posibilita a las nuevas generaciones tener un punto de referencia, de donde vienen para saber donde tiene que ir en la vida. Se constituye de esta manera en el principal custodio de la llama de la más profunda y auténtica tradición musical popular de región.
Maestro Luis Szaran